‘ESPERA LO MEJOR, Y LO OBTENDRÁS...’
Más que cualquier respuesta teórica, conviene que se entere usted de dos experimentos sumamente reveladores acerca de las expectativas y sobre cómo éstas influyen en el rendimiento académico.
El pedagogo Ellis Page realizó un interesante estudio sobre el afecto. Dividió a su clase en tres grupos: A, B y C. A cada monografía que le presentaba el grupo A, le ponía sólo una calificación.
Al grupo B, Page le ponía la calificación y una palabra, por ejemplo: ‘bueno’, ‘excelente’, ‘buen trabajo’.
A los del grupo C le escribía unas líneas alusivas al texto: ‘Querido Johnny: Tienes una sintaxis espantosa, una gramática atroz, una ortografía espeluznante. Y tu puntuación es como la de James Joyce. ¿Pero sabes una cosa ? Anoche, cuando estaba sentado en la cama conversando con mi mujer, le dije: “Sally, este muchacho ha expresado unas ideas bellísimas en esta monografía. Voy a tratar de ayudarlo a desarrollarlas”. Con afecto, tu profesor’. Y si alguien escribía algo muy bueno, le ponía: ‘Gracias. Tus ideas me resultan alucinantes, excelentes. Sigue así. Tengo muchas ganas de saber qué vas a decir luego’. Después, realizó una estadística.
El grupo A permaneció igual. El B no mejoró demasiado, pero en cambio el C creció y se desarrolló.
Otro experimento: un grupo de la Universidad de Harvard se presentó ante un grupo de profesores y le anticipa: ‘Ahora vamos a entrar en su clase y les daremos a los alumnos el Test de Harvard de los Esfuerzos Intelectuales. Con esta prueba determinaremos quiénes crecerán intelectualmente durante el año. Los seleccionaremos. Jamás fallan. Piensen qué gran ayuda será’.
Al terminar de recogerlas las arrojaron al cesto de los papeles furtivamente. Luego eligieron cinco nombres al azar, del listado, y le dijeron a la maestra: ‘Estos chicos van a adelantar notablemente este semestre: Juanita Rodríguez...’
‘Juanita Rodríguqez no podía adelantar ni aunque se le propusiera’, los contradijo la maestra.
‘No importa. El Test de Harvard de los Esfuerzos Intelectuales jamás falla’, repusieron los personajes.
¿Y sabe qué sucedió? Todos los nombres que ellos seleccionaron mejoraron increíblemente, lo que demuestra que, la mayoría de las veces, uno obtiene lo que espera conseguir.
¡Este es el poder de la expectativa!
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